Cómo hice mi ciudadanía italiana en Italia
Nico y yo llegamos a Italia con un plan base: hacernos la ciudadanía italiana. Este —pseudo— manifiesto es mi forma de darle un cierre a un objetivo cumplido; es eso que me hubiese gustado leer cuando estudiaba el proceso, es compartir mi experiencia para quienes lo quieran atravesar, y es una forma de dejar por escrito la aventura que vivimos juntos. Aviso que es largo: van a leer una recopilación de lo que investigué y aprendí y viví en el camino.
Es una historia de viaje.
Primero lo primero: lo que hay que entender
Existe una ley —la N. 91 de 1992— que establece que la ciudadanía italiana se transmite por descendencia; es decir, todas aquellas personas relacionadas de manera directa con un ciudadano o ciudadana italiana tienen el derecho —por iure sanguinis (“derecho de sangre”)— de reconstruir su ciudadanía italiana.
Esto quiere decir que, mientras puedan demostrarlo, si son parientes directos de una persona nacida en Italia, tienen el derecho a ser ciudadanas o ciudadanos italianos también. Pariente directo quiere decir padre o madre y así sucesivamente hasta arriba (el padre de mi padre, el padre del padre de mi padre, etc.). No hay un límite generacional.

En mi caso, mi pariente italiano (mi AVO: mi antepasado italiano) es mi bisabuelo Luigi (el papá de mi abuela T, mi abuela paterna). En el caso de Nico, su AVO es su abuela F. No importa si su AVO es un tátara tátara abuelo: mientras lo puedan demostrar, es válido, y para demostrar el vínculo hay que juntar una serie de documentos que lo acrediten.
Cuando digo que no hay límite generacional para su AVO también digo que no importa si las personas en el medio entre su AVO y ustedes hicieron o no la ciudadanía. Mi bisabuelo Luigi es mi AVO italiano. Mi abuela T y mi papá L nunca se hicieron la ciudadanía italiana y son argentinxs. La que la reconstruyo soy yo. Es decir, que no es necesario que mi papá tenga que hacerse italiano, y luego mi abuela y luego yo, porque yo estoy demostrando (con todas las actas y documentos) que estoy vinculada por sangre a mi bisabuelo italiano Luigi.
Básicamente, tienen que tener en mano tres tipos de actas de su AVO y de todxs lxs parientes sucesivos hasta llegar a ustedes —inclusive: actas de nacimiento, de defunción y de matrimonio, según lo que corresponda. Imagino (no fue mi caso) que si en el medio hubo divorcios, adopciones, etc., esos documentos también son requeridos. Las actas o partidas, emitidas por los Registros Civiles de cada localidad, de cada país, son los documentos oficiales que acreditan que una persona nació y/o murió y/o se casó, y en dónde, con quién, cuándo lo hizo. Tener esos documentos originales en la mano es lo que les permite demostrar su vínculo sanguíneo-familiar directo.
La dificultad puede estar en que, mientras más remoto su AVO —un tátara abuelo, por ejemplo— más difícil puede ser encontrar esas partidas/actas italianas. Leí muchas veces que esos papeles tan viejos se quemaban en incendios o eran guardados por las Iglesias de los pueblos cuando todavía no había Registros Civiles, lo cual hace mucho más difícil obtenerlos.
Hay que saber que hay situaciones particulares que pueden trabar o dificultar que se realice el trámite. Por ejemplo, antes de 1948, la madre no podía transmitir la ciudadanía italiana a sus hijos, era sólo a través del padre. La AVO de Nico es su abuela F y su hija mujer V —la mamá de Nico— nació en 1963: para esa fecha, las madres ya podían transmitir la ciudadanía y entonces Nico pudo hacer su reconstrucción. Si V hubiese nacido en 1947, Nico no hubiese podido hacer nada: si su abuela no podía transmitir la ciudadanía a su hija tampoco la podría reclamar su nieto. Si están en una situación así, se puede hacer un juicio por vía materna, pero profundicen la investigación porque es un proceso aparte.
Puede pasar que su AVO haya tenido que renunciar a su ciudadanía italiana una vez que llegó a la Argentina (antes, podía pasar que un empleador le pidiera a sus empleados inmigrantes que renunciaran a su ciudadanía italiana como requisito para trabajar). Si Luigi hubiese renunciado a su ciudadanía italiana, estaría la cadena rota y yo no hubiese podido reconstruir nada.
También les puede pasar que encuentren incongruencias con los nombres y/o apellidos en las partidas de nacimiento, matrimonio y/o defunción de su AVO (pudo pasar que, en italiano, el nombre o apellido se escribía de una forma y al llegar a la Argentina se deformó, por ejemplo). Si les ocurre esto, investiguen más porque se puede resolver. Presten mucha atención desde el principio a todos los datos de los documentos italianos para no tener sorpresas después.
Entender todo esto es fundamental antes de dar cualquier paso: saber por qué es posible obtener la ciudadanía italiana y cuáles son los límites.
Lo segundo —o igual— de importante es preguntarnos: ¿para qué quiero ser ciudadanx italianx?
Mucho antes de empezar la facultad, yo fantaseaba con que de “adulta” iba a mudarme a París a vivir uno o dos años allá. No sé de dónde lo saqué, pero esa afirmación flotó por años en mí con tal certeza que siempre supe que era algo que iba a pasar.
Después, hubo una época —alrededor de la escuela primaria— cuando todos nos preguntábamos ¿y tu apellido de dónde es? El mío nunca tuvo nada especial; el único dato que tenía era el que me había dicho mi papá, que era italiano.
Cuando murió mi abuela T, empecé a rogarle a mi viejo que sacara su ciudadanía italiana porque yo seguía en plan interno de irme a París a estudiar o a hacer cualquier cosa porque era lo que siempre me dije y, en ese momento, creía que mi papá tenía que hacer su ciudadanía italiana para después hacerla yo.
Un día, Nico me dijo que nos fuésemos un año de viaje. Entre nosotros teníamos una promesa invisible: terminábamos la facultad y nos íbamos a Europa un par de meses a ver la arquitectura que veíamos en los libros de historia pero escala 1:1.
Después de meses de preguntas y de mucha investigación, buscamos estrategias que nos permitieran viajar por Europa y alrededores sin problemas de pasaportes ni tiempo, sin límites concretos, y entre las opciones que barajamos —desde visas W&H hasta rotar cada 90 días dentro y fuera del espacio Schengen— tuvimos una idea mejor: ir a hacer nuestras ciudadanías italianas a Italia.
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En mi caso hubo un motivo muy fuerte: viajar. Viajar y no sólo moverme con libertad por occidente, sino abrir puertas que me facilitaran, por qué no, trabajar para seguir viajando o estudiar fuera de mi país si así lo quisiera o vivir en otras ciudades sin tener que pensar en la ilegalidad.
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La construcción de mi identidad es otro factor que me mueve. En este camino, descubrí que mi bisabuelo Atilio se casó por segunda vez a los 63 años con una viuda, pero que en su partida de segundo matrimonio dice soltero; el abuelo Atilio era un picarón: en la familia siempre se dijo que estuvo casado antes.
También descubrí que en alguna rama de la familia, más arriba que mis tatarabuelos, comparto apellido con Nico.
Encontré de qué región y de qué pueblo viene el apellido Dalbesio; que mi plato preferido de toda la vida, esa famosa salsa caliente que se hace en la familia, en olla de barro, y por la que todos queremos que llegue el invierno, proviene de esa región, y mi papá me contó rumores de mi chozno un poco oscuros.
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No vengo de un solo lugar: mi pasado es parte de lo que soy ahora y, si bien reconocerme italiana es sólo una cuestión de fronteras, hoy me siento más latinoamericana que nunca. El proceso de mi ciudadanía me está llevando por un camino de descubrimiento propio: en Italia reconocí modismos, costumbres, actitudes —argentinas, de mi papá, de mi abuelo, de mí—, pero no es la única ni la última forma de conocerme: es un complemento a un viaje interior mucho más largo que me dispuse hacer.
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Si empezara de cero también me haría esta pregunta: ¿para qué quiero ser ciudadana italiana? No hay respuestas correctas o incorrectas, pero hay que tener claro el deseo: todo el proceso requiere mucha energía y la identidad no se define con pasaportes de colores. Uno es libre de sentirse de muchos lugares, de cambiar de nacionalismos, de ir y volver. Mi ciudadanía es una herramienta más, una que yo elegí, pero es eso, una herramienta. O una excusa.

Si decidieron que sí, pasen a la acción. La pregunta que sigue es: ¿por qué hacerla en Italia? ¿O por qué no?
Mi decisión tuvo que ver con los tiempos y con el viaje. Viajamos a conocer a la familia de Nico que vive al sur de Italia, usamos el trámite como parte de la aventura, como excusa para vivir en un país, para viajar lento. Hacer la ciudadanía en Argentina implica hacer un trámite mucho más largo contra uno que dura muy pocos meses.
Por todas estas respuestas, pasó lo que viene a continuación.

Estresarse en Argentina
Paso uno: rastreo de partidas
Siempre es más fácil empezar por ustedes mismos. Para saber dónde pedir sus actas de nacimiento, tienen que saber dónde nacieron y así para todos sus parientes. En las actas de nacimiento suelen figurar los nombres de padre y madre, fecha de nacimiento y lugar de nacimiento de ellos, entonces, empezar por ustedes —o de lo más cercano hasta lo más lejano— es buena idea cuando no saben con certeza de dónde es el pariente que les sigue en la cadena, porque seguro está escrito en el acta.
En mi caso y el de Nico tuvimos que pedir partidas a distintos Registros Civiles: A CABA —les envían la partida digital pero también se puede retirar en persona, que es lo que yo hice; a Provincia de Buenos Aires —se las envían en digital; a la Provincia de La Pampa —me las pidió mi tío que vive ahí y me la mandó por una prima que venía a Buenos Aires, sino, imagino, pueden llamar por teléfono y pedir que se las envíen por correo.
Cuando estábamos a pocas semanas de viajar seguíamos esperando que nos enviaran la partida de V, la mamá de Nico, así que fuimos directo al Registro Civil de Vicente Lopez a pedirla, pero un empleado nos dijo que hacía un tiempo habían incendiado el Registro porque, off the record, había “incongruencias” en algunos documentos.
Tuvimos que pedir la partida a La Plata que al final llegó cuando ya estábamos en Europa. Por —mucha— suerte, dos días antes salir de viaje, en el Registro Civil de Vicente López encontraron un libro rescatado entre las cenizas con la partida extraviada, así que ese día corrimos por todo el microcentro, entre Ministerios, oficinas y turnos, para subirnos al avión con todos los papeles en orden.
Lo que necesitan es que las actas/partidas sean originales, timbradas y frescas para ir a Italia: el día que presenten los papeles al Comune Italiano donde vayan a tramitar su ciudadanía, las actas no pueden tener más de seis meses desde la fecha en que fueron emitidas. Así que, aunque tengan en sus casas un acta original de su nacimiento de hace tres años, igual tienen que volver a pedir al Registro Civil ese original. Aclaración: un acta es original cuando la emite el Registro correspondiente con sellos, firmas, etc., aunque la pidan varias veces. No es original si es un escaneo o una fotocopia.
Aclaración II: cada papel se paga. A mediados de 2019 cada acta costó más o menos $300.
Con las actas italianas es un poco más difícil. Vale el mismo ejercicio de rastreo, leyendo las partidas, de lo más cercano a lo más lejano, para saber en qué Comune nació su AVO (o quizás ya lo saben). En mi caso, mis tíos de La Pampa hicieron su ciudadanía en Argentina hace veinte años y me pasaron todas las partidas digitalizadas, entonces yo ya sabía dónde había nacido y dónde se había casado Luigi.
Sabiendo el lugar, es decir el Comune de nacimiento, matrimonio y/o defunción de su AVO, tienen que comunicarse y pedir que les envíen el o los documentos a la Argentina. Necesitan el papel físico. Googleen el nombre del Comune y en el sitio web siempre están los mails y teléfonos de contacto. Si no hablan italiano (como yo en ese momento) escriben un mail explicando:
*nombre, apellido, nacionalidad, DNI de ustedes y una foto adjunta del DNI no está mal.
*qué y por qué piden el documento (ej: “solicito el acta de nacimiento de mi AVO para realizar el trámite de ciudadanía italiana en Italia”) (escrito en italiano, claro).
*nombre, apellido y cualquier otro dato que tengan de su AVO (fecha de nacimiento, con quién está casado: la idea es que a los empleados del Comune les sea más fácil rastrear la partida).
*si tienen alguna copia del documento, adjunten foto.
*pidan que se las envíen por correo. La necesitan en papel, aunque vayan a ir a Italia, porque hay trámites que se hacen en Argentina con esas partidas originales del AVO.
Luigi nació en un Comune y se casó en otro. El mismo día mandé mails a ambos. Sin que me hayan respondido el mail, el acta de nacimiento me llegó a casa de Buenos Aires después de un mes de haberla pedido. La de matrimonio no me llegó nunca. Insistí varias veces con el Comune, incluso un amigo italiano que viajaba a su pueblo natal a pocos kilómetros del Comune en cuestión pidió retirar la partida, pero entre idas y vueltas le dijeron que no. Después, me pidieron que mandara una carta manuscrita haciendo la solicitud del documento por correo más una estampilla paga para enviar la documentación devuelta. El tracker del Correo Argentino decía que la carta que yo mandé llegó a destino, pero todavía la sigo esperando. Cada Comune es un mundo.
Me fui a Italia sin la partida de matrimonio de Luigi y la señora del Stato Civile —quien se encarga de hacer todo el trámite en Italia— me dijo “si la podés conseguir, mejor”. Yo volví a insistir por mail, pero nunca más se habló del tema y ya soy italiana. Imagino que la exigencia depende del empleado de cada Comune.
Paso dos: Certificado de no naturalización de su AVO
Es un último certificado que tienen que adjuntar para tener toda la documentación completa. Este trámite se hace en la Cámara Electoral (CABA). Lo que hace la Cámara es verificar que su AVO no haya renunciado a su ciudadanía italiana y les emiten un certificado que tienen que llevar a Italia. Este paso es fundamental porque si les dicen que su AVO renunció a su ciudadanía, no les emiten el certificado y no pueden avanzar en el trámite. Lo que hay que presentar —por ejemplo las partidas originales de nacimiento y defunción de su AVO—, el costo y demás información, está en la página de la Cámara.
Paso tres: Legalización en el Ministerio del Interior (si corresponde)
Todas las partidas que son emitidas en Provincia de Buenos Aires tienen que pasar por este Ministerio para que las legalicen. Un respiro al bolsillo: es gratis —pero hay que sacar turno.
Paso cuatro: Apostillado en el Ministerio de Relaciones Exteriores
El concepto a entender acá es que para que cualquier papel —un título, un acta, etc— tenga validez en otro país, tiene que ser apostillado por este Ministerio. Hay que pedir turno por la web y apostillar cada acta argentina (no las italianas, claro) y se pueden llevar hasta cierta cantidad de documentos por turno (yo le había sacado turno a mi mamá también para poder llevar todo en el mismo día). Cada apostillado costó $300 en 2019. El certificado de No Naturalización también se apostilla, por supuesto.
Paso cinco: Traducción al italiano
Todas las actas que estén en español (o cualquier otro idioma que no sea italiano) hay que traducirlas al italiano por un traductor matriculado.
Si no conocen ninguno, pueden buscar en el sitio web del Colegio de Traductores Públicos de Argentina: ahí están los contactos y los honorarios. En 2019 costó $750 cada acta traducida.
*Paso cinco bis: Verificación de la traducción
Corresponde que las traducciones de las actas sean validadas, ya sea en Argentina por el Consulado Italiano o en Italia en cualquier Tribunal.
Nosotros no lo hicimos. Fuimos con la idea de que, si nos lo pedían, lo hacíamos en Italia, pero al final no fue necesario. Si ya tienen decidido en qué Comune van a tramitar sus ciudadanías, pueden preguntar por teléfono o email si es requisito hacer esa verificación.
Este es la planilla Excel donde volqué y organicé todos los datos para no perderme:
Sin la verificación de la traducción, cada documento costó unos $1300 en julio 2019. Saquen sus cuentas.

La aventura italiana
A todos los documentos ya legalizados, apostillados y traducidos los escaneamos y guardamos en una carpeta en Dropbox para tenerlos en la nube. También hicimos dos fotocopias de cada papel y con esa carpetita de originales más copias —que pesaba unos cuantos gramos— ordenada en folios para que no le entre ni una gota de humedad, nos fuimos a Italia a hacer la reconstrucción de nuestras ciudadanías.
DATO DURO: yo me apoyé mucho en el grupo de Facebook de “1000 cosas interesantes”, que deriva del sitio web con el mismo nombre. Es la página más conocida y consultada por personas que tramitan la ciudadanía italiana. Todo está explicado ahí, paso por paso. Hay que devorarse el grupo de Facebook: leer las experiencias que suben, las experiencias en los Comune, los problemas, incluso pueden hacer contactos con gente que pueda hospedarlos en Italia o, por qué no, darles una mano. La página web está muy bien, pero a mí siempre me faltó más y hay cosas que me parecían un poco ambiguas. Este posteo es exactamente lo que me hubiese gustado leer antes de hacer nada. De todas formas, entren a “1000 cosas interesantes” y lean de arriba abajo. También entren a la página del Consulado italiano que tiene información oficial e incluso hay un call center específico para consultas sobre la ciudadanía. Siempre vayan a las fuentes oficiales. En complemento con los relatos personales como este, es más que suficiente para ponerse a estudiar (sí, es como preparar un examen).
Operativamente, el trámite de la ciudadanía consiste en entregar toda esa documentación familiar que prepararon en Argentina, con todas las legalizaciones, apostillados y traducciones necesarias, y dejarlas en la oficina del Stato Civile en el Comune italiano al que vayan. Pero, hay una serie de cosas que tienen que hacer antes de presentar esa carpeta. Vamos paso por paso.
Paso uno: elegir dónde ir
La nonna F, la AVO de Nico, nació en Sicilia. Con la excusa compartida de hacer la ciudadanía y conocer a la familia de Nico que vive allá, hicimos todo el trámite en el Comune del mismo pueblo donde nacieron sus nonnos.
En algún momento, me dije que si tuviese que volver a elegir dónde hacer la ciudadanía a lo mejor iría a Roma o a alguna otra ciudad grande; en el pueblo donde fuimos era la primera vez que hacían este trámite. La única que estaba informada sobre el proceso era la persona a cargo del Stato Civile, pero para todos los pasos previos a la presentación de la carpeta tuvimos que explicarle a todos los funcionaros que lo que estábamos haciendo era posible; nos peleamos para que nos den bola, discutimos, insistimos, insistimos más.
También nos ayudaron mucho: uno de los tíos de Nico que habla un poquito de español nos acompañó en los primeros trámites y eso nos facilitó la comunicación —aunque a veces también fue un teléfono descompuesto. Otro tío de Nico, que trabaja en el Comune, también nos ayudó con los procesos y la comunicación, pero este no es el caso de todos.
Hay algo fundamental que crea mucha confusión y está bueno aclarar: el trámite de la ciudadanía italiana se puede hacer en cualquier Comune de Italia, no importa si allí nació o no su AVO. En nuestro caso, la nonna de Nico nació en el mismo Comune donde nosotros hicimos el trámite, pero pasó así porque teníamos familia que nos recibía. Luigi, mi bisnonno, es de la región de Vicenza, al norte de Italia, y yo hice perfectamente mi trámite en Sicilia. También es cierto que genera mucha empatía decir que son nietos o bisnietos de alguien del pueblo, e imagino que en Roma son uno más. Por otro lado, el beneficio de hacer el trámite en un pueblo o localidad chica fue que éramos los únicos (salvo por un brasileño al que le dieron la ciudadanía en pocos días) que íbamos a la oficina a hacer acto de presencia, a preguntar, a insistir y, fundamental, a hacernos amigos de la persona a cargo del trámite: la llamábamos por teléfono, le llevábamos cosas dulces a la oficina, le contábamos de nuestra vida. Que se acuerde de nosotros.
*Bonus: el idioma
No voy a mentir: no entender nada de italiano es un problema cuando tienen explicar a todo el mundo el paso a paso de un trámite. Supongo que en Roma, donde hay mucha gente tramitando la ciudadanía, no hace falta aclarar mucho porque los funcionarios ya saben qué hacer. En mi caso, llegué a Italia sin entender una parola, pero fui aprendiendo palabras básicas las primeras semanas en Sicilia, lo mínimo indispensable para tener una conversación sencilla o entender lo que me decían. Si hubiese estado sola, sin hablar italiano, en un pueblo, explicando oficina por oficina que lo que estaba haciendo era legal, hubiese entrado en crisis—igual también colapsé estando acompañada. Quizás me hubiese llevado toda la explicación por escrito y sino, traductor de google. Hay muchas palabras del español que se pueden mechar en una conversación en italiano, no es necesario saber demasiado para poder hacer el trámite. Una buena idea es ir de a dos, hay más oídos, pero todo es una cuestión de confianza, y la confianza se las da el estar bien informados. Estudien y entiendan a la perfección todos los pasos del proceso —después, paciencia.

Paso dos: la declaración de presencia
El concepto a entender es el siguiente: para empezar el trámite de la ciudadanía tienen que tener algún documento que acredite que un día determinado ingresaron al país. Si llegan a Italia desde un país fuera de la zona Schengen (que es un conjunto de países de la Unión Europea donde hay libre frontera) —por ejemplo si viajan desde Argentina a Italia— no hay problema porque cuando pisen el aeropuerto italiano les sellan el pasaporte con la fecha de ingreso y listo. Si en cambio vienen de un país de zona Schengen, por ejemplo España, no les van a sellar el pasaporte y lo que necesitan es algo que declare que tal día llegaron a tierras tanas. En ese caso, en cuanto lleguen a Italia, vayan a la Questura más cercana (sería la policía), muestren el pasaporte y pidan una declaración de presencia (no es más que un papel que dice qué día llegaron a suelo italiano con una firma y un sello). Oficialmente, no pueden pasar más de ocho días desde que llegan a Italia hasta que hacen la declaración.
En nuestro caso viajamos desde Reino Unido, que no forma parte del espacio Schengen, y nos sellaron el pasaporte en el aeropuerto de Catania, en Sicilia. Incluso con eso, la persona —digámosle Sandra— que atendía en la oficina del Anagrafe —la primer oficina del Comune a la que tienen que ir— nos dio mil vueltas: el día uno le dijo a Nico “si tu mamá no es italiana, no podés ser ciudadano italiano”, lo que derivó en una serie de llamadas telefónicas con otras oficinas del Comune y discusiones en itañol. Después, intervino el tío de Nico y Sandra nos termino reconociendo que sí, que podíamos hacer nuestra ciudadanía, pero nos pedía la declaración de presencia. En mi desesperación, le hice googlear el mapa de la zona Schengen para explicarle que Inglaterra no forma parte del espacio, que con el sello del pasaporte alcanzaba, pero Sandra igual quería que fuéramos a la Questura a pedir la declaración de presencia. Nosotros ya habíamos estado en la Questura y nos habían rebotado. Además, ya habíamos recorrido muchas oficinas y ya habían pasado muchos días y nos empezó a irritar que nos pasearan por todos lados. Al final, volvimos a la Questura —ya pasados los ocho días—diciendo que nos mandaba fulano de tal y bueno, nos hicieron la declaración, y ahí arrancó todo.
Paso dos: buscar hogar, la residencia
No se puede iniciar el trámite de ciudadanía sin tener una residencia. Esto quiere decir tener un domicilio que corresponda al Comune donde van a hacer el trámite. En nuestro caso fue fácil porque nos hospedamos con la familia de Nico y declaramos esa misma dirección. Pero sino, tienen que contactarse con alguien que pueda hacerles un contrato de alquiler (y no puede ser alquiler por turismo). Para hacer el trámite de residencia tienen dos opciones: un alquiler (con contrato) o una carta de hospitalidad (donde un familiar o amigo declara que los está hospedando). Este trámite se hace en el Comune, en la oficina del Anagrafe. Nuestro caso fue el segundo; al tío de Nico que nos hospedaba le pidieron que presentara su DNI y algunos papeles de su propiedad junto con una carta manuscrita que declaraba que nos hospedaba a nosotros. En el medio, nos hicieron llenar un formulario de grupo familiar a Nico y a mi, nos dijeron que íbamos a tener que pagar las tasas (de recolección de basura, por ejemplo) pero al final nunca pagamos nada y eso era la primera vez que lo escuchábamos, asique si les pasa, digan a todo que sí —cualquier cosa, se paga y ya.
Paso tres: hacer el códice fiscale
Sabiendo dónde se van a quedar durante el tiempo que dure el trámite, van directo a la Agenzia delle Entrate (sería como la AFIP) a hacerse el códice fiscale, que es una pavada total y tarda cinco minutos. El códice fiscale es un número de identificación y es necesario para hacer un trámite, comprar un auto, para un trabajo, etc. en Italia. Les van a pedir el pasaporte o declaración de presencia, según corresponda. Eso sí: te mandan por correo la tarjeta y hay que dar una dirección (pero a esta altura ya tenemos hogar).
Paso cuatro: esperar que pase el vigile urbano
Con toda esta documentación —el contrato o carta de hospitalidad y el códice fiscale— van a la Oficina del Anagrafe y les ingresan la residencia. De ahí van directo a al Stato Civile a avisar que este paso ya está hecho y les van a dar un formulario con datos básicos a completar. Ese papel es el que tienen que entregarle al vigile urbano cuando pase por su casa: para verificar que efectivamente están viviendo en el lugar en el que declararon su residencia, tienen que esperar que pase por su domicilio un vigile urbano. Nosotros tuvimos la ventaja de estar en pueblo chico: éramos pocos y nos conocíamos todos, y el vigile urbano “pasó” ese mismo día por casa (en un caso normal, el vigile podría pasar a los poquitos días, pero legalmente puede tomarse hasta 45 días en pasar. Quiero creer que en un pueblo chico es más rápido que en una ciudad).
En paralelo a estos cuatro pasos, pasamos por otras cosas: el Comune consultó un abogado para asesorarse sobre el tema de la ciudadanía, nos llevaron al Patronale —que es como una gestoría— donde sabían menos que nosotros, nos dijeron que teníamos que hacer un permiso de soggiorno y comprar todo el kit (explico más adelante qué es) antes de iniciar el trámite, hubo veces que tuvimos que esperar cuatro o cinco días para ir a oficinas porque los días y horarios de atención eran reducidos; en el medio hubo días festivos, fines de semana y además recibimos algún que otro comentario del tipo “qué problema hay si tenés que esperar quince días más; si lo hacés en tu país tenés que esperar quince años”. A modo resumen, una vez que quedaron las cosas claras, estos primeros cuatro pasos los resolvimos en dos o tres días, pero desde el día que pisamos Italia hasta que pudimos presentar la carpeta, pasó casi un mes.
Si ustedes tienen toda la documentación completa y un hogar asegurado para vivir y las oficinas están informadas, en cuatro días como mucho deberían tener todos estos pasos hechos.
Insisto: estudien en profundidad el paso a paso, estén muy bien informados: eso es lo que les va a dar seguridad. Si nosotros nos hubiésemos quedado con el primer comentario de Sandra, hoy no tendríamos la doble ciudadanía. Para insistir, tienen que estar seguros y saber: estudien.
Paso cinco: llevar la carpeta al Stato Civile
Con la carpeta completa que trajimos de Argentina más el formulario completo y firmado por el vigile urbano, van a la oficina del Stato Civile y le dejan todo a la Dottoressa o Dottore, quien va a revisar los papeles; a nosotros, la Dottoressa —digámosle Ana— nos pidió un esquema a mano del árbol genealógico de cada familia, anotando a qué Consulado argentino estaba asociado cada pariente. Pueden llevar un árbol simple ya hecho o proponer hacerlo en el momento para que a la persona que hace el trámite le quede todo bien claro.
Es importante saber qué es lo que hace esta persona con todos estos papeles. El concepto es este: la persona del Stato Civile tiene que verificar que ningún pariente entre ustedes y su Avo haya renunciado alguna vez a la ciudadanía italiana. Ustedes se preguntarán, como nos preguntamos nosotros, cómo alguien va a renunciar a algo que nunca tuvo: si mi papá nunca fue ciudadano italiano, entonces cómo pudo haber renunciado, pero lo tienen que verificar igual.
De su AVO ya tienen el certificado de no naturalización, entonces él o ella ya está verificado/a. Pero todo el trámite consiste en que la persona a cargo de la oficina se comunica a través de las PEC —un correo electrónico certificado— con los Consulados argentinos que correspondan, enviándoles un escaneo de la documentación de cada uno de sus parientes según dónde nació, se casó y/o murió cada persona, y los Consulados le responden por ese mismo medio diciéndole que esta todo OK, que el o la pariente en cuestión nunca renunció a la ciudadanía italiana. En resumen: el Comune italiano necesita verificar que su cadena de transmisión de la ciudadanía italiana no se haya roto en ningún eslabón familiar.
Este sistema es así en Argentina. En Brasil, nos dijo Ana, se cargan los datos en una página y todo el trámite dura pocos días.
Un consejo: pidan datos de contacto con el Stato Civile. Número de teléfono, mail, dejen sus mails también, así pueden contactarlos por cualquier novedad.
Resumiendo hasta acá, los pasos que tienen que seguir son:
*saber dónde se van a hospedar el tiempo que dure el trámite —y saber que el trámite se hace en el Comune que corresponde al domicilio. Adjuntar los papeles que hagan falta para verificar la residencia (pueden preguntar en la oficina del Anagrafe qué cosas necesitan presentar).
*hacer la declaración de presencia (yo iría igual a hacerla, aunque tengan sellado el pasaporte, así se adelantan por cualquier cosa, explicando que la necesitan para hacer la ciudadanía).
*sacar el códice fiscale (les llega la tarjeta a su domicilio a los pocos días y es como tener un primer documento italiano).
*llevar todo a la oficina del Anagrafe para que les ingresen la residencia.
*presentarse en la oficina del Stato Civile para iniciar el trámite de ciudadanía.
*esperar a que pase el vigile urbano
*volver al Stato Civile a entregar el formulario con la firma del vigile y ya no queda nada más en sus manos.
Paso seis: la espera
Repasemos qué es lo que estamos esperando. Cada Consulado argentino recibe las PEC del Comune italiano con toda la documentación en relación a una persona (una PEC por persona). Los Consulados verifican los datos y le responden, por la misma PEC, al Comune italiano que esa persona no renunció a la ciudadanía italiana. Una vez que la persona del Stato Civile recibió respuestas por cada uno de sus parientes en la cadena desde ustedes hasta su AVO, les avisa que ya está todo confirmado y que ya son italianos.
¿De cuánto tiempo estamos hablando? En función de lo que nos pasó a nosotros y de los comentarios y experiencias que leímos y escuchamos, el Consulado que tarda más tiempo en responder es el de Buenos Aires. En mi caso, también hubo que comunicarse con el Consulado de Bahía Blanca que tardó una o dos semanas en mandar la respuesta.
Como habíamos leído que el tiempo aproximado de respuesta de Bs. As. era un mes, nosotros nos compramos dos bicicletas y nos fuimos a recorrer toda la isla de Sicilia a la espera de una respuesta del Comune. Lo oficial sería que se quedaran en su residencia esperando cualquier noticia, ya que la persona del Stato Civile puede necesitar hablar con ustedes, pedirles algún otro dato, etc. Nosotros le habíamos avisado a Ana —la Dottoressa— que íbamos a estar por Sicilia viajando en bici y que, ante cualquier cosa, podía llamarnos y para nosotros era cuestión de tomarnos un tren y a más tardar al día siguiente estar en la oficina.
A los veinte días de nuestro viaje por Sicilia, estábamos en un pueblito al norte de la isla y nos llamó el tío de Nico, el que trabaja en el Comune. Nos dijo que había un problema con mi abuela T y nosotros enseguida llamamos al Stato Civile. Ana nos dijo que el Consulado de Bahía Blanca había respondido por mi abuela diciendo “que no la reconocían”. Nosotros pensamos que eso era algo bueno, que si un Consulado no tiene registro de una persona, es porque esa persona nunca figuró ahí, nunca hizo o deshizo su ciudadanía italiana (¿por qué un consulado italiano tendría registros de alguien no italiano?). Pero Ana no estaba segura, no entendía qué significaba la respuesta, y mandó la consulta al Consulado de Buenos Aires.
Unos días después, nosotros volvimos al pueblo a pasar Navidad con la familia de Nico y a hacer una pasadita por el Comune, a ver si había noticias. En el medio, intentamos llamar al Consulado de Bahía Blanca sin éxito; después les escribimos un mail solicitando que nos explicaran qué quería decir “no reconocer” a una persona, pero nunca nos respondieron.
Para año nuevo nos fuimos a Roma y entonces pasaron unos quince días hasta que volvimos al Comune, con la determinación de que ya había pasado suficiente tiempo como para que el Consulado de Bs. As. haya respondido la PEC.
Para estar más tranquilos, llamamos por teléfono al Consulado de Bs. As. Nos dijeron que no nos podían dar información de nuestro trámite pero que las PEC las responden siempre entre los 30 y 40 días de enviada y que, si no había llegado respuesta al Comune, volvieran a enviar la documentación, y ahí yo dije si hay que arrancar devuelta me agarra un ataque. Además, habíamos leído casos de oficinas que enviaban mal las PEC, o se olvidaban de enviarlas. Lo bueno del pueblo chico es el contacto más cara a cara; es más difícil que se les pase nuestro trámite.
Unos días atrás, habíamos visitado a una amiga que estaba en Catania, en Sicilia, haciendo su ciudadanía y nos contó que en su Stato Civile, la persona que se encargaba de hacer el trámite había tenido un accidente en una pierna y había estado seis meses ausente del trabajo y, como nadie más sabía cómo hacerlo, hasta que la persona no volvió a la oficina su trámite no avanzó. Ahí nosotros nos miramos y nos dijimos que suerte que no nos pasó eso. Tres días después, tocamos la puerta del Stato Civile y nos dijeron que Ana estaba enferma y que no volvía hasta la semana siguiente. Preguntamos si alguien nos podía dar algo de información, algún dato, alguna novedad, pero nadie sabía nada. Volvimos un par de veces, pero Ana seguía de licencia y nosotros seguíamos insistiendo, haciendo acto de presencia; que no se olvidaran que estábamos ansiosos. Ana volvió al Comune después de quince días y nos dijo que faltaba una “última respuesta”.
A esa altura, nosotros habíamos decidido seguir viajando por la isla pero más cerca del Comune, como para poder ir y venir en bici en el mismo día. Una mañana, cerca de las diez, nosotros de camping, nos llama por teléfono el tío de Nico y nos dice “felicitaciones, ya son italianos”.
La felicidad de esa mañana no me la olvido más: llamamos a nuestros viejos en Argentina —no nos importó nada que eran las seis de la mañana allá— y les contamos la noticia con la emoción en los ojos. Nosotros ya sabíamos que, oficialmente, no había forma que nos digan que no; siempre supimos que hacíamos la reconstrucción de la ciudadanía en total legalidad, pero había pasado tanto en el medio que yo a veces creía que ese día no iba a llegar más, que era todo un juego.
*Bonus: el permiso de soggiorno
Como turistas argentinos, en la zona Schengen sólo podemos permanecer, de manera legal, noventa días. Pasado ese tiempo, hay que estar otros noventa días fuera del espacio hasta que nos permitan volver a ingresar, y así sucesivamente en ciclos de 180 días. Como el trámite de la ciudadanía italiana puede tardar más de 90 días, si llegan al día noventa y uno y siguen en Italia esperando ser ciudadanos, ya estarían viviendo de forma ilegal. Para que todo sea como tiene que ser, hay que solicitar un permiso de estadía, que se llama permiso de soggiorno por trámite de ciudadanía. Se trata de comprar un sobre bastante gordo con varios formularios que hay que llenar y entregar el en correo italiano (la Posta Italiana) y a los poquitos días les otorgan el permiso para permanecer hasta un año en Italia (no así en el resto de la zona Schengen).
Cuando se nos acercaba el día noventa, Nico y yo decidimos que no íbamos a solicitar el permiso por varios motivos: el primer mes estuvimos dando vueltas de oficina en oficina porque nadie tenía idea lo que estábamos haciendo y eso no fue responsabilidad nuestra. Que Ana se ausentara tantos días y que nadie pudiera reemplazarla tampoco estaba dentro de nuestras responsabilidades. Nosotros habíamos cumplido con nuestra parte: estudiar cómo era el proceso, adjuntar toda la documentación necesaria y esperar. Y el permiso de soggiorno es bastante caro. La realidad es que en Sicilia nunca nos iba a parar un policía a pedirnos el pasaporte y tampoco teníamos intenciones de estar un año esperando la ciudadanía porque sabíamos que no faltaba mucho más tiempo, así que nunca sacamos el permiso—nadie nos lo pidió tampoco— y sólo estuvimos ilegales un par de semanas hasta que nos dijeron que ya éramos ciudadanos italianos.
Entre nos, no tiene sentido sacar el permiso, siempre y cuando se queden por la zona donde hacen el trámite y mientras nadie se los pida cuando se les venzan los noventa días.
**Leí que en otros Comune, como en Milano, el permiso de soggiorno se los piden sí o sí para iniciar el trámite; ahí no pueden zafar, pero oficialmente el formulario del permiso tiene un casillero en donde hay que poner cuándo empezaron el trámite de ciudadanía, por lo tanto es un permiso que está hecho para cuando, una vez iniciado el trámite de ciudadanía, se les haya vencido el tiempo como turistas en Italia. Si el Comune donde están se los exige sí o sí, lo hacen y ya, pero que les garanticen que su trámite avanza con normalidad. La diferencia en un Comune de pueblo chico, donde nadie sabe muy bien nada, es que ustedes pueden ir con su verdad y justificar con eso.
Paso siete: los documentos finales
Una vez que el Stato Civile les dice que ya son italianos, les van a emitir una partida de nacimiento italiana. No tienen que hacer nada, eso lo hace la persona del Stato. Yo le pedí una copia para tenerla por las dudas, pero si en cualquier momento de la vida la necesitan, es cuestión de enviar un mail al Comune y pedirla. Después, tuvimos que sacar un turno para hacer la carta d´identitá (DNI): (en nuestro caso golpeamos la puerta de la oficina de al lado y nos dieron el turno). Les van a pedir llevar la tessera con el códice fiscale y dos fotos 4×4. En algunas ciudades de Sicilia hay unas cabinas en la vereda para sacarse una auto foto. Nosotros fuimos a una casa de fotografía que nos habían recomendado, como un local de Kodak, y nos la dieron en el momento. Sino, las pueden llevar ya de la Argentina; al menos tres van a necesitar. A los pocos días van a retirar el DNI (o pueden pedir que se los envíen al domicilio).
Algo muy importante: el domicilio que declaren en la carta d´identitá tiene que ser el mismo donde hicieron la residencia, no se puede cambiar.
Si les interesa hacer el pasaporte, lo pueden hacer en la Questura que les corresponda por su domicilio, y así ya tienen todos los documentos necesarios para viajar. Si se vuelven a la Argentina, pueden hacer el pasaporte a través del Consulado.
Nosotros lo hicimos en Italia. Vayan a la Questura y pregunten qué tienen que llevar; les van a dar un papel con todo lo que necesitan (comprar unos sellos, la foto 4×4, etc.). Lo pueden hacer todo en el mismo día, toma unas horas. El tiempo de espera del pasaporte es de 20 a 30 días según nos dijeron en la Questura, pero a los quince días llamen porque a lo mejor ya está.


En mi opinión, no tiene sentido contratar una gestoría para que los ayude con el trámite. En principio, porque es mucha plata y ya bastante cuesta viajar, alquilar una casa, sacar el permiso de soggiorno, hacer el DNI y el pasaporte. Por otro lado, es muy importante que controlen todo: por más que sea un gestor quien les busque los documentos en Argentina o les lleve los papeles en Italia, la realidad es que es algo que perfectamente pueden hacer ustedes. Los gestores están limitados, hay trámites que son personales, que requieren sus firmas, y lo ideal es que escuchen y pregunten todo a todas las oficinas. Nadie tiene mayor interés que uno mismo en que el trámite salga cuanto antes y bien. Además, con o sin gestoría, hay que estar muy bien informado porque es un trámite muy personal, es una ciudadanía, que es algo importante y complejo. La verdad es que si prestan atención al idioma, en pocos días pueden entender conversaciones sencillas y los funcionarios, si bien tienen su carácter, suelen tener empatía con los argentinos —al menos en Sicilia.
Analicen muy bien si van a hacer el trámite en una ciudad grande o en una chica. Piensen en los costos de alquiler, en si conocen a alguien que viva en Italia, en el clima, en la temporada en que viajan. Yo pienso que si tienen bien claro cómo es el paso a paso del trámite y tienen todos los documentos, pueden ir a cualquier lado a hacerlo, no hay Comune más fácil o más difícil, porque al final termina siendo una cuestión subjetiva del empleado y no del Comune en sí.
Y lo último, no dejen que les digan que no. Ustedes son los interesados y los que tienen que hacer los esfuerzos y poner la energía. Tengan siempre en la cabeza el para qué lo están haciendo y vayan con todo, a comerse el mundo.
Un resumen de los tiempos
*El 23 de octubre llegamos a Italia.
*El 15 de noviembre dejamos los papeles en el Comune.
*El 8 de febrero nos dijeron que éramos italianos.
*El 2 de marzo fuimos a retirar nuestros DNI italianos.
*El 6 de marzo iniciamos el trámite del pasaporte.
*El 9 de marzo decretaron cuarentena en Italia.
*El 20 de mayo retiramos los pasaportes .
Obviando la pausa forzada por la cuarentena y sabiendo que el pasaporte se emitió el 23 de marzo, podríamos decir que el tiempo total desde el momento en que dejamos la carpeta en el Stato Civile hasta que se emitió el pasaporte fueron cuatro meses y una semana, que era más o menos el tiempo que nosotros habíamos calculado. Si le sumamos el primer mes de idas y vueltas, son cinco meses en total. Es un trámite que perfectamente se puede hacer en tres meses, siempre que no haya ninguna incongruencia en la documentación ni empleados que se enfermen. Y es fundamental figurar, aparecer, estar presente en el Comune: aunque les digan por teléfono que no está listo el DNI, vayan igual, porque seguro que no se fijaron, y así con todo.
Un resumen de los costos 2019-2020
Más allá de los costos obvios de alquiler y pasajes, los gastos que tendrían en Italia son:
*16 euros de la marca da bollo (una estampilla, es un impuesto) que les van a pedir para hacer la residencia. Se compra en cualquier quiosco (tabacchi).
*El DNI (es el electrónico) cuesta unos 25 euros
*El pasaporte cuesta unos 115 euros
Detalle final
Si tienen planes de seguir viajando, como nuestro caso, pueden hacer el cambio de domicilio con su dirección de la Argentina. Esto se hace en el A.I.R.E., que es el Registro de Italianos viviendo en el extranjero. Yo todavía no lo hice, así que googleen en la página del Consulado de que se trata.
GLOSARIO en orden alfabético
Agenzia delle Entrate: Agencia de Ingresos, recolecta tasas e impuestos
Anagrafe: oficina del Comune que registra los datos de los ciudadanos italianos (es la oficina que archiva las partidas de su AVO, por ejemplo)
AVO: antepasado/a italiano/a al que se está vinculado/a por sangre
Carta d´identitá: DNI
Codice fiscale: número de identidad necesario para realizar varios tipos de trámites en Italia. Lo pueden obtener personas italianas o no.
Comune: Municipio o comuna
Dottor/ Dottoressa: Abogado/a a que trabaja en la oficina del Stato Civile
Questura: Policía
Stato Civile: oficina del Comune que se encarga de los acontecimientos civiles de los ciudadanos
Tabacchi: una especie de quiosco en donde se venden bebidas, snacks, cigarrillos. Muchos son de autoservicio, pero ustedes, para comprar las estampillas/impuestos como la marca da bollo, tienen que ir a uno en donde los atienda una persona y se las venda (es muy fácil darse cuenta: dicen tabacchi en la fachada o a veces son como mini quioscos adentro de los bares).
Tessera: tarjeta de plástico
Paciencia: capacidad de tolerar, atravesar o soportar una determinada situación sin perder la calma
PEC: posta electrónica certificada, un sistema seguro y legal por el cual se comunican Comune y Consulado.
Links útiles
Web “1000 cosas interesantes”
Web del Consulado Italiano en Buenos Aires
Web de la Cámara Electoral
Web del Ministerio del Interior
Web del Ministerio de Relaciones Exteriores
Esto si que es “ PERSEVERA Y TRIUNFARAS” o lo LOGRARÁS .
Los felicito por tener sueños, metas y muchas ganas de alcanzarlos. En este caso la misión está cumplida y el esfuerzo y el empeño hizo que lograran sus objetivos . Nuevamente FELICITACIONES!!!! Y a disfrutar del logro. Los quiero
Lauri
Gracias!!!! Y gracias por el apoyo y tu compañía en el proceso!!! Te queremos muchísimo