«The Lochs & Glens Way» es una ruta de 344km que atraviesa el centro de Escocia desde Glasgow hacia Inverness pasando por lagos, valles y Parques Nacionales. Es parte de la ciclovía nacional número 7 (que a su vez es parte de la red de ciclovías del Reino Unido) y en esta guía escribí muchos datos útiles —y muchas historias de viaje— para recorrerla en bicicleta.
Fecha de viaje: del 30/7 al 6/8 de 2022
Inicio: Glasgow
Llegada: Inverness
Equipo: bicicletas + equipo de camping
¡Les presento la ruta!: The Lochs and Glens Way
En escocés, lochs: lagos; glens: valles. Esta ruta te lleva por el centro de Escocia en sentido norte-sur atravesando valles, lagos, acueductos, montañas, bosques. Un montón de situaciones para una ruta y una forma mágica de entender la geología de Escocia.
Siempre me gustó la idea de atravesar despacio un país, ir viendo como mutan los paisajes pero también las cosas chiquitas, como que en ciertas partes de las highlands (el norte de Escocia) el apellido Campbell no es bienvenido. Me gusta atravesar las fronteras, los condados, y formar una idea homogénea de qué es un lugar.
Si tengo que contarme qué es Escocia después de este viaje, diría que es los pueblos a la orilla del río, los puentes de piedra gris, las estaciones de servicio desoladas en medio de un Parque Nacional, los cardos florecidos en la ruta, la neblina espesa en la punta de un lago, el pasto siempre húmedo, llenar la botella con agua del arroyo, dormir en la colina, encontrar un castillo en ruinas y explorarlo.
Esta guía es un resumen de un viaje de 350km de pura Escocia ¡arriba de una bici!

DIA 1. Glasgow a Drymen
Distancia: 48km
Nivel de dificultad: bajo

Llegamos a Glasgow en tren desde Edimburgo, es finales de julio y la ciudad es un mundo de gente.
Salir del centro de Glasgow pedaleando es horrible. La ciclovía está muy bien (cuando digo muy bien es que está señalizada, es tranquila y continua, aunque Nico nota que cambia de solado muy seguido y eso lo hace molesto), pero a nuestros costados sólo vemos fábricas, edificios de ladrillo, un depósito para vender ropa usada, muy poca gente en la vereda.
Después de media hora salimos al fin a la vera del Río Clyde y como ya estamos lejos del bullicio y el contexto fabril todo se pone hermoso, el río es ancho, el follaje está muy verde porque es pleno verano y está soleado y yo me siento muy positiva y tranquila.
En un momento escucho gritos. Digo que son chicos jugando, pero mientras más pedaleamos más se intensifican y ya no parecen gritos de alegría. Una familia viene corriendo de frente a nosotros, una nena en bicicleta llora y pedalea lo más rápido que puede siguiendo a una mujer rubia que grita un nombre que no reconozco y atrás de ellas vienen más chicos, un hombre joven, todos corriendo hacia nosotros, moviendo los brazos y mirando hacia el agua. Pienso que alguien se ahoga y entonces miro para el costado y veo la cabeza de un perro, creo que es un cocker, la corriente del río lo arrastra muy rápido. Un poco más adelante en nuestro camino vemos dos pescadores metidos al río con el agua hasta las rodillas y tanto Nico como yo pensamos qué hubiésemos hecho —con este diario del lunes, sabiendo que el río no es profundo— si en vez de un perro hubiese sido una persona en el agua (¿hubiésemos saltado?).
Llegamos a Balloch, un pueblo chiquito y elegante, en la punta del Lago Lomond y pedaleamos hasta un camping pero nos rechazan abruptamente: todo lleno, no aceptamos carpas, no conozco ningún otro camping. En todo el territorio escocés esta permitido hacer camping libre (acampar una noche en la naturaleza) menos (durante el verano) en el parque nacional Loch Lomond & The Trossachs, que es donde estamos ahora. Para acampar dentro del parque, un parque con aldeas, lagos, montañas, bosques, granjas, hay zonas designadas que hay que reservar con anticipación, pero nosotros, Señor y Señora espontáneos, pensamos que reservar alojamiento es incompatible cuando se viaja en bicicleta.
Perdemos una hora googleando y pensando qué hacer, hasta me angustio un poco, y cuando decidimos seguir pedaleando «e ir viendo», una pareja nos intercepta y nos saca charla y nos dice que pasemos la noche por ahí, que no pasa nada, que nos escabullamos entre los arbustos, y me acuerdo que siempre en un viaje aparecen las señales que autorizan cuando más las necesitás.
Avanzamos por un sendero al costado del lago y pedaleamos otras dos horas. Hay prados muy verdes, muchas ovejas, mansiones que son B&B o casas de campo, cobertizos de granjas, una granjera con botas de goma y jardinero, un mochilero sentado en la ruta tomando agua, cajas de la honestidad para dejar dinero a cambio de huevos frescos. Aunque vamos por un sendero muy tranquilo, cada tanto nos tiramos para un costado cuando pasa un tractor o un auto.
Cerca de las nueve de la noche veo una chica pelirroja paseando un caballo blanco de la correa y le pregunto dónde podríamos pasar la noche. Me dice que allá, detrás de esa colina, vio algunas carpas, así que vamos a explorar la zona y encontramos un lugar perfecto debajo de un árbol y al que solo se accede cruzando un arroyo por un tronco caído. Me siento tan fuerte, tan segura y determinada que me baño entera en el río aunque el agua esté helada y los pies se me congelen.

Tren Edimburgo-Glasgow
*Costo por persona sólo ida: £14
*Ida y vuelta por persona: £10.40
*Tiempo de viaje: 1 hora
*Llevar la bici en el tren es gratis. Para el trayecto Edimburgo-Glasgow no hace falta reservar un lugar, simplemente hay que subirse al vagón con espacio para bicicletas (y si no hay lugar, esperar el próximo tren).
*Los trenes Edimburgo-Glasgow tienen muy buena frecuencia, salen cada 10-15 minutos.
*Scotrail es la línea de trenes de Escocia.
*El Parque Nacional Loch Lomond & The Trossachs es uno de los parques nacionales de Escocia. El Lago Lomond es el corazón del parque (es el lago más grande de Gran Bretaña) y los Trossachs son una zona de colinas y lagos en la parte este del Parque. Este es el link al sitio web oficial del Parque.
*Este es la Normativa de Acceso al Aire Libre de Escocia donde pueden encontrar códigos y normas para disfrutar de manera responsable de los espacios exteriores (parques, bosques, lagos, riveras y cualquier espacio libre).
DIA 2. Drymen a Callander
Distancia: 40km
Nivel de dificultad: media, muchas subidas y bajadas sobre todo a lo largo del Lago Venachar.

Me despierto a las seis porque escucho un ruido. ¿Eso es un mugido? le digo a Nico; tengo mucha curiosidad y entonces bajo el cierre de la carpa y veo una, dos, seis vacas que caminan despacio y toman agua del mismo arroyo donde me bañé la noche anterior. Me gusta mucho verlas, hay una que pasa muy cerca nuestro y la veo enorme, todo me parece fantástico.
Tomamos un café en Drymen y nos ponemos los impermeables porque la mañana se pone gris y empieza a llover, pero siempre es lindo ver Escocia gris, como si las paredes blancas, la luces de las casas, los muros de piedra resaltaran más en la neblina y esa luz pareja que dan los días nublados hace que pierdas noción de la hora, que el presente se extienda.
La ruta 7 sigue y los senderos son exclusivos para bicicletas, están pavimentados y estamos casi solos, aunque en un momento de la mañana nos adelantan un señor y una señora —nos doblan en edad— y Nico y yo, que siempre encontramos la justificación perfecta cuando hay ciclistas más rápidos que nosotros (que tienen mejores bicis, que tienen bicis asistidas, que así cualquiera, que se dedican a esto), esta vez nos miramos y no decimos nada. La señora hace las subidas sin pausa, el señor la sigue atrás, pero yo no puedo alcanzar ni a una ni otro.
Cuando pedaleamos por la zona de lagos todo es espectacular y Nico me dice que al menos una vez al año tenemos que salir a pedalear una semana, sí o sí.
Reservamos un lugar para pasar la noche en un bosque lleno de midges y donde hay otro campista emponchado que fuma marihuana. Esa noche sacamos las petacas llenas de whisky y brindamos porque esto, viajar así, nos hace bien.

*Los midges son como mosquitos pero muy pequeños. Les gusta el clima cálido y húmedo por eso aparecen sobre todo en verano y mucho más en las highlands. Son increíblemente molestos: no zumban como los mosquitos pero se mueven en grupo y hacen cosquillas en la piel. Las picaduras no duelen pero sí dejan marcas rosas en la piel. Para sobrevivir hay que bañarse en repelente. ¡Miren este video de una situación extrema!
DIA 3. Callander a Aberfeldy
Distancia: 80km
Nivel de dificultad: moderado

A la mañana cocinamos porridge con nuestro equipo de camping y llega una camioneta del Parque con dos rangers buscando por un árbol caído. Reservamos un camping para esta noche que está a casi 90 kilómetros de distancia pero igual tener esa meta (la ducha caliente) me da la energía que necesito para pedalear. Hay una cascada que usamos para enjuagar la cacerola y las cucharas y para cargar agua en las botellas. Los kilómetros por momentos me asustan un poco, pero a medida que avanzamos siento que puedo hacerlos.
A mitad de camino entramos a un bosque; el piso es de ripio y Nico pincha una rueda.
Pasado el mediodía llegamos a Killin que es mi pueblo favorito de todo el viaje. Ahí, mientras cruzábamos a pie un puente de piedra de 1760, descubro que la rueda de Nico está baja otra vez.
Compramos cámaras de aire nuevas en Killin y en el siguiente pueblo compramos la cena y el día se vuelve una posta de pueblo en pueblo buscando provisiones. A la tarde se larga a llover, una lluvia pesada y constante, y, como estábamos pedaleando a lo largo del lago Tay, cuando llegamos a la punta, el cielo y las montañas que rodean al lago están grises y la cortina de agua parece neblina y la escena me hace acordar a la vez que visitamos el Lago Ness.
A pesar de la ropa impermeable, estoy empapada. En la zapatilla derecha tengo un charco porque los pantalones impermeables se me levantan y me dejan el tobillo descubierto y las gotas de lluvia se meten por ese hueco. En los últimos kilómetros estoy mojada, muerta de frio y pedaleo cada vez más lento porque no veo, no tengo visera, tengo las manos heladas, me molesta el agua en la cara.
En el camping nos dejan dormir abajo de un pino y ponemos a secar todas las cosas. Yo duermo como un bebé pero me despierto a las cuatro de la mañana a rascarme desesperadamente las piernas.
DIA 4. Aberfeldy to Blair Atholl
Distancia: 37km
Nivel de dificultad: bajo

Mientras hacemos los primeros quince kilómetros y veo las casas de piedra, los jardines perfectos, las ovejas, fantaseo mudarme un año a una cabaña remota y salir a caminar por el bosque o los prados cada mañana.
Hacemos una parada en Pitchlory y tomamos el café con leche más feo que tome en mi vida pero en el bar más lindo de todo el viaje, frente al río, entre la represa y el puente colgante.
Los últimos doce kilómetros son en ruta y no me gustan mucho.
Encontramos un camping y nos dan la parcela 182a con vistas a la montaña hasta que llega una van y nos tapa las vistas pero igual sacamos las estacas y movemos la carpa porque no queremos perder esos pequeños lujos.
Mientras hago una videollamada me veo un punto negro en la rodilla y cuando me toco para ver qué es, descubro que es una garrapata, con las patitas y todo, y me la arranco con los dedos.
*La represa hidroeléctrica de Pitchlory abrió en 1951 y hoy provee energía a quince mil hogares. Es parte de un esquema de recolección de agua de los montes Grampianos (Grampian Mountains, una de las tres principales cadenas montañosas de Escocia).
*Yo pensaba que las garrapatas sólo se les pegaban a los animales, pero en este viaje descubrí que no: están en el pasto, la temporada alta es entre Marzo y Octubre, se trepan por la ropa, se agarran a la piel y pueden transmitir la enfermedad de Lyme. Si se encuentra una en el cuerpo hay que sacarla con cuidado con una pinzita, pero yo no tengo tanta paciencia. En este link hay información oficial.
DIA 5. Blair Atholl a Aviemore
Distancia: 88km
Nivel de dificultad: media alta, un tramo bastante cambiante, con subidas y bajadas y distintos terrenos.

Los primeros treinta kilómetros hacia Aviemore son en una suave subida pero lo bueno es que también el sendero es exclusivo para ciclistas y sólo vemos otra pareja en dirección contraria a nosotros pasar por ese camino. Nico va paseando, yo no puedo ir más blando, no puedo ir más rápido de lo que voy, no freno pero voy tan lento que Nico se aburre, soy mi madre. Cada tanto en el piso leo unas inscripciones que dicen «flat Earth» (tierra plana) y dudo si se refieren a que no hay desniveles o si es una inscripción hecha por terraplanistas y entonces miro al horizonte (veo las primeras montañas del Parque Nacional de Cairgnronms) y pienso en la curvatura de la tierra. Pasamos por la cima de Slochdt y me sigo quejando de los que escribieron que el suelo esta plano, que la tierra es plana, de Google Maps que dice que el camino es «mayormente plano»; nada es plano cuando estás en una bicicleta, los contrastes entre lo que se sube y se baja se exageran, y eso hace que sintamos y recordemos más los contornos: la topografía se potencia pero también todo lo que sentimos: el cansancio, la magia de meterse en un bosque y oler los pinos, la lluvia que pega fuerte en la cara, dejarse llevar en una bajada, el viento en los oídos, las cosquillas en los dedos, escuchar personas que hablan otro idioma, encontrar un cartel en gaélico porque llegaste a una frontera, todo despacio, todo intenso.
Cruzamos la frontera de las lowlands y entramos en las highlands (las tierras altas, el norte de Escocia), cruzamos ríos por puentes y las montañas se hacen cada vez más altas. Propongo frenar en Dalwhinnie porque pienso que es un pueblo y que va a haber un lugar para comer pero todo lo que hay es una estación de servicio fantasma (está sola en la ruta, adentro está oscuro, las paredes de salpiqué blancas están sucias, me retratcto de la idea de comprar cualquier sándwich y sigo adelante). La segunda opción es un hotel con habitaciones desde £35 que tiene un restaurante en la planta baja pero cuando nos acercamos a la puerta vemos un cartel que dice que lunes, martes y miércoles el establecimiento permanece cerrado por falta de staff. No hay más nada y tenemos mucha hambre, comemos unas nueces que había al fondo de la alforja y decidimos pedalear sin parar hasta Aviemore.
A las cuatro de la tarde aparece, escondido entre los arbustos, un parador (lo único, juro que lo único vivo en 50 kilómetros) donde compramos un café y un muffin y tiramos el resto de la tarde con eso en el estómago.
Las últimas horas pedaleo más rápido que nunca, incluso bajo la lluvia que empezó devuelta. Sé que bordeamos ríos, cascadas, pero no tengo ganas de frenar a mirar, tengo hambre, quiero poner la carpa en un camping y pasear a pie por los próximos dos días.
Vemos una bandada de patos despegar y gallinas sueltas que nos bloquean el paso y cerca de las siete llegamos a un camping que está todo lleno pero igual le ruego, le imploro a la gerente que nos haga un hueco abajo de un árbol; le hago ver mi pelo, que pasó los primeros tres días sin lavarse, o lavándose un poco con agua de arroyo, del mismo arroyo donde las vacas tomaban agua por la mañana, que lo vengo escondiendo abajo de una bandana, que lo ato con rodetes y entonces además de sucio está también enrulado, con ondas secas, con las puntas secas y con olor a calle, y si pudiera le haría oler mis zapatillas que tienen olor a húmedo, a húmedo concentrado, y le mostraría mis medias, mojadas y marrones por la tierra, y le explicaría cuánto deseo usar el secarropas del camping y lavar y secar mi toallón de microfibra porque hace cinco días que me seco con mojado porque llueve todos los días y el toallón no se llega a secar y le muestro mis piernas, llenas de picaduras de midges y marcas de garrapatas y al final, no sé si por pena o simpatía, conseguimos una parcela hermosa por apenas unas libras.
DIA 6. Aviemore

Decidimos quedarnos un día quietos en Aviemore, un pueblo dentro del Parque Nacional Cairngorms y hacer una exploración a pie por los alrededores. El clima de las highlands en verano nos parece completamente inestable y alternado: desde que nos levantamos y metimos toda la ropa en la secadora del camping hubo sol, nubes, lluvia, viento, frío, calor y a veces todo eso junto.
Elegimos hacer una caminata por la Reserva Natural Craigellachie y todo sale bien durante el ascenso: encontramos gorros de lana abajo de las piedras, vemos lagos desde la cima de las montañas, la vegetación es abundante, verde y violeta, pero cuando empezamos a descender elegimos un camino alternativo y tenemos una pequeña aventura. Los senderos desaparecen y camino a ciegas porque las plantas de la Reserva en esa parte son tan altas que ni siquiera corriéndolas con las manos puedo mirarme los pies. Piso piedras sueltas de cascadas sin agua y temo doblarme un tobillo. Subimos y bajamos pero estamos desorientados. En un momento siento que estoy teniendo un ataque de pánico: no me siento perdida, pero tengo enfrente mío una roca del tamaño de un edificio, lisa, imposible de escalar. Bajar es cada vez más empinado; Nico patea una calavera —que dijo parecía— humana y yo estoy pálida y preocupada.
El corazón me vuelve a su lugar cuando captamos señal y una aplicación nos re-dirige a un sendero rústico pero seguro (o no tan seguro, porque está embarrado) y cuando, después de casi una hora de bajada, estoy parada en el sendero oficial de la Reserva, abrazo el cartel con flechas y me digo qué linda es la zona de confort.
Más tarde en el camping mientras cocinamos la pasta le digo a Nico que es el mejor compañero: él siempre mantuvo la calma y cuando me sentía perdida lo que más hacía era sonreír y decirme confiá en mí.
*El Parque Nacional Cairngorms es uno de los parques nacionales de Escocia y el más grande de todo el Reino Unido.
*La Reserva Natural Craigellachie está llena de senderos para caminar (hay que subir y bajar bastante). Está ubicada justo en el borde oeste del Parque y tiene unas vistas increíbles. Desde Aviemore, se llega caminando hasta la entrada.
DIA 7. Aviemore a Inverness
Distancia: 50km
Nivel de dificultad: moderada, aunque gran parte es en bajada. Además pedaleamos otros km extra para hacer algunas paradas intermedias y llegar al camping.

El último día de viaje es largo e intenso. Casi no documentamos el camino porque las bajadas y las subidas pasan tan rápido que no nos da ni tiempo a sacar el teléfono para filmar. Hacemos paradas super interesantes (de hecho empiezo a entender todos los lugares históricos por los que pasamos en este tramo, de campos de batalla a fortalezas y castillos) y nos tomamos el tiempo para visitar los que tenemos ganas. Nuestro destino final es la ciudad de Inverness, donde ya habíamos estado en 2019 pero, como siempre que se acerca el cierre de algo, me emociona un poco pensar que subimos todo este camino en bicicleta, que volvemos a pasar por algunos lugares donde ya habíamos estado y que nos parecían tan remotos, tan distintos.
Atravesamos Inverness y seguimos pedaleando por la costa porque planeamos dormir en un camping frente al mar. Estamos cansados del día pero no del viaje.
El camping es enorme pero las instalaciones son muy viejas. Las puertas de madera de los baños están podridas, la pintura semi descascarada y hay telarañas en las cañerías de la ducha, la plomería es vieja, el almacén y el camping está atendido por un viejito que habla francés, pero las vistas a la bahía de Beauly son mágicas como toda Escocia. Mientras me ducho me saco otra garrapata del ombligo pero me quedan unas patitas adentro que se me van a los pocos días. Hacemos fuego y quemamos un poco el pasto (¡sin querer!) y vemos cómo se instala una familia holandesa en la parcela del frente. En alguna parte del camping hay una fiesta pero yo agradezco estar en la zona tranquila y poder descansar.
Volver a Edimburgo
Cuando vivía en Argentina y me iba de vacaciones (a la costa, a Córdoba o a cualquier otro lugar) nunca quería volver. Quería que el placer y la aventura se extendieran y se extendieran y para mí, volver era que me arrancaran del modo viajero y me devolvieran a una tierra chata y lejana, Buenos Aires, donde un viaje de dos horas sólo me llevaba de Vicente López a Recoleta. No me mal interpreten, Buenos Aires me encanta. Pero, en este momento, volver a Edimburgo, no sólo a mi casa, el departamento que alquilamos, sino a la ciudad, es muy placentero. Ya hace casi dos años que vivo acá y, a pesar de que la he explorado mucho, siempre siento que hay más para ver y hacer en la ciudad, como si viviera en un viaje constante. Quizás porque todavía todo sigue siendo nuevo y raro, el idioma, los productos en la góndola del supermercado, la forma de pedir el café. Ya me familiaricé con muchos pero aún así son distintos y es lo hace excitante.
Levantamos el campamento y pedaleamos a la estación de tren de Inverness para comprar los pasajes. No pudimos reservar lugares para las bicis así que tuvimos que dejar pasar dos trenes hasta que nos subimos al nuestro y nos bajamos, después de casi cuatro horas, en casa.

Tren Inverness-Edimburgo
*Costo para 2 personas sólo ida (ticket comprado en el mismo día): £66.
*Si se reserva con más anticipación, hay pasajes desde £18.
*Tiempo de viaje: aproximadamente 4 horas.
*Llevar la bici en el tren es gratis. Para el trayecto Inverness-Edimburgo que es larga distancia es recomendable reservar lugar para la bici. De todas formas, nosotros viajamos en temporada alta y sólo tuvimos que esperar un par de trenes hasta que hubo lugar, los empleados de la estación de tren hicieron lo posible para que podamos viajar. Eso sí, mejor ir temprano a la estación.
*Scotrail es la línea de trenes de Escocia.
*Pueden ver el viaje completo en historias destacadas de nuestro Instagram en este link o ver el video resumen del viaje acá.
*El mapa oficial con la ruta The Lochs and Glens Way, las distancias, la topografía y tramos lo pueden encontrar en este link en el sitio web de Sustrans.
*Este es el post que leí antes de diseñar nuestra ruta. Me pareció genial.
Belu:
Que hermosa descripción hiciste de este viaje!!. Es muy completa y hay muchísimos datos, además de las experiencias, muy valiosas.
Gracias por hacernos conocer y compartir ese bello país!!!
Te amo .
Mami