La hora azul: todo es más claro cuando escribo
para mí leer siempre fue viajar y escribir es mi forma de tomar nota del mundo
¡Hola! Soy Belu. En septiembre de 2019 dejé mis trabajos de arquitecta y mis actividades en Buenos Aires junto con (casi) todas mis cosas y me vine a Europa sin pasaje de vuelta y en compañía de mi pareja, Nico, por dos motivos principales: uno, para aprender y crecer personalmente y dos, para conocer —lo más que pueda y hasta donde pueda— el mundo.
No fue una decisión fácil. Especialmente porque yo proceso los cambios con mucha lentitud. Antes de tomar la decisión de irme de mi casa en Capital Federal para vivir en pareja en un barrio de casas bajas de zona norte, tardé un año —o más. Y cuando decidí irme de Argentina para tirarme a la pileta con los ojos tapados al otro lado del charco, tardé otra tanda de meses durante los que me hice muchas, MUCHAS preguntas, aunque también hubo una neurona que le dijo a otra ¿y qué es lo peor que puede pasar?.
Elizabet Gilbert dice algo así como que las ideas tienen vida propia* . Están revoloteando por ahí, a nuestro alrededor, y llegan a nosotros en un determinado momento. Cuando está muy cerca, hay que agarrar la idea con las manos —y transformarla en proyecto. Si la ignoramos con frases como lo puedo hacer más adelante o ahora estoy con otras cosas, la idea, que tiene fuerza propia, sigue su camino hasta llegar a otra persona que la adopte.
*En su libro Big Magic.
En septiembre de 2019 me fui de Buenos Aires sin fecha de regreso y ese viaje me despertó muchas ideas.
Me vengo haciendo miles, millones de preguntas desde que empecé a planificar el viaje. A veces encuentro respuestas y las anoto y otras veces me hago más preguntas, anoto curiosidades. Una cosa siempre lleva a la otra y, sin darme cuenta, el viaje —en todas sus formas, antes y durante— me está haciendo filosofar ante la vida.
Para no dejar en el aire esas ideas que me llegan a la cabeza cuando camino, cuando hablo con una persona, cuando conozco un lugar nuevo, cuando me muevo de un punto al otro, tomé la decisión de dejarlas por escrito.
Como viajera, o como exploradora del mundo, tengo una obligación moral de contar. Contar lo que veo, lo que siento, lo que aprendo.
Me gusta esa imagen hollywoodense de mujer que se mete sola a la selva amazónica con la capelina en la cabeza y el cuaderno en la mano, que va cortando con el hacha los yuyos a medida que avanza; que se agacha cuando encuentra en el camino una especie de flor desconocida y hace un dibujo en su cuaderno con algunas anotaciones al costado, mirando la flor, mirando el cuaderno, con la punta de la lengua afuera. La mujer llega al final del día a su campamento y pasa en limpio todos los apuntes: las huellas que encontró marcadas en el barro, el comportamiento de dos monos araña que observó durante un par de horas, el cansancio que sintió mientras caminaba abajo del rayo del sol.
Un poco así me siento mientras viajo: tratando de apuntar lo que veo y lo que me pasa, sintiéndome egoísta si no comparto la exploración.
Al final, se trata de tomar notas de la vida.
El coraje para contar está ahí, en soltar. Cuando sale una idea de mi cabeza en forma de texto y la comparto, quedo expuesta.
La canalización de ese coraje es este blog.
este espacio es mi hora azul
La hora azul es ese momento del día justo después del atardecer y antes de que oscurezca: el paisaje se pone azul y se empiezan a encender las luces de las casas y de la calle: es el momento en que todo se ve con mejor claridad, igual que cuando escribo. Ese debe ser el principal motivo de abrir este blog: escribir me ordena la cabeza.
Un giro tres sesenta merecía que repensara todo eso que me gusta y que no me gusta hacer. ¿Qué es lo que de verdad me interesa de la arquitectura? ¿qué otras cosas quiero aprender? ¿qué significa ser productiva? ¿por qué tengo que pedirle a mi profesión que me de de comer?
Cuando me alejé —físicamente— de todo y de todos, fuimos mi cabeza y yo, y mi tiempo, disponible para que lo usara como tuviera ganas. ¿Y por qué no volver a escribir? ¿Por qué no escribir más? ¿Por qué no escribir mejor?
¿Qué hay en este blog?
Crónicas, historias, relatos en primera persona: un escritorio lleno de textos sobre cómo el viaje (el que empecé en septiembre de 2019 o el de la mismísima vida) me atravesó —por fuera y por dentro.
También algunas guías, una serie de pasos que seguí para organizar un viaje: por dónde fui, qué llevé, cuánto costó.
Y los diarios (de viaje): fragmentos de mis pensamientos más personales.
manifiesto
Para mí leer siempre fue viajar.
Que quien lea se llene de inspiración para hacer.
Que quien lea se haga mil preguntas.
Que quien lea viaje conmigo —digo, consigo.
Escribir es un acto creativo: el acto de crear, de hacer aparecer algo que no existía y que es único e irrepetible, es enormemente placentero —y es contagioso.
*
Muchas gracias por compartir tus ideas, reflexiones , sentimientos y más…..
Me ayudan también a pensar y reflexionar.
Me alegro mucho que esto de escribir y compartir se haya hecho realidad .
Éxito en este nuevo camino que has comenzado a recorrer.
Gracias a vos por el apoyo incondicional!!!